
Coger una botella de tequila, abrirla, servirte un vaso y beberlo, no es exactamente lo que deberías hacer para apreciar en toda su dimensión una bebida como el tequila. Algo estás haciendo mal, dicho con toda humildad.
Y es que para consumir tequila hay que estar entrenado, hay que estar educado y hay que saber hacerlo, sin la preparación previa, puede que acabes diciendo… ¡no me gusta el tequila! Pero más allá de tomarlo como es debido, con limón y sal, hay que tener en cuenta las particularidades de este líquido mexicano.

Con centenares de componentes aromáticos en un tequila, la complejidad del mismo es evidente, por ello suelen coincidir todos los expertos en que existe un tequila casi para cada persona. La búsqueda del mismo es sencilla: la prueba y la exploración, sin cortapisas y sin miedos.
Un mismo tequila puede resultar agradable en un paladar y desagradable en otro, a la vez que otro distinto tequila puede provocar sensaciones contrarias en esos mismos paladares.

Es por esta razón por la que lo mejor que puede hacer alguien que se inicia en esta bebida es buscar un tequila suave, no demasiado fuerte, que suele gustar a un gran número de personas y que provenga de una tequilera con solera. Ese, puede ser un primer paso.
¿Y el segundo paso? Investigar, darse una vuelta, por ejemplo, por nuestras fichas de tequilas y nuestras noticias y artículos de tequilas y conocer, aprender y descubrir los que nos gusta y lo que no. El tequila, te lo agradecerá. Y tú a él.